MONILIA EN FRUTALES
Comunmente conocida como Monilia, podredumbre parda o momificado de frutos. Pero…
¿QUÉ ES LA MONILIA DE LOS FRUTALES?
Se trata de una enfermedad propia de los frutales, provocada por un hongo y que puede afectar en prácticamente todos las etapas de la planta, llegando a ser muy virulenta en la postcosecha.
Controlar esta enfermedad es muy importante, ya que de no identificarse a tiempo, puede provocar daños de consideración, suponiendo una gran pérdida para el agricultor. Por lo tanto, se deben implementar a tiempo estrategias de defensa donde se combinen medidas preventivas con el uso de fungicidas específicos y autorizados para el cultivo en el caso que la enfermedad ya haya hecho su aparición.
¿CÓMO APARCE LA MONILIA?
Para que se produzca la infección del hongo es necesario que haya alguna herida para que pueda penetrar en el interior de los frutos e iniciar su proceso de pudrición.
Estas heridas (agujeros y rasguños casi inapreciables al ojo humano y más visibles en otras ocasiones) pueden producirse por muchas causas: fenómenos atmosféricos como lluvia o granizo, impacto de partículas arrastradas por el viento, acción de los pájaros, etc., además de la propia manipulación de los operarios.
A partir de esas heridas, la monilia va causando una serie de daños de carácter progresivo, fáciles de identificar por la aparición de manchas de color marrón o blanco sucio.
Si la infección de monilia tiene lugar durante la floración, algunas partes de las flores empiezan a ennegrecerse, hasta que se secan completamente.
¿COMO ES EL CICLO BIOLÓGICO DEL HONGO?
Inverna en forma de micelio o conidias en frutos momificados que se encuentran en el árbol o en el suelo, o en brotes y ramas infectadas; y sirven de fuente de inóculo para cuando las condiciones climáticas sean las adecuadas (alta humedad y temperaturas suaves: 15-20ºC) infectar nuevas flores, brotes y yemas.
Las conidias son dispersadas por el viento, el agua o los insectos. Tras la infección de las flores, se forman esporodongios conidiales que liberan nuevas conidias para ciclos secundarios de la enfermedad. Al mismo tiempo, el micelio avanza hacia el fruto recién formado y hacia el brote formando chancros. El fruto según va madurando se hace más sensible a la infección. Las conidias penetran en los frutos por heridas o aperturas naturales. Si hay granizos se incrementan sustancialmente los daños.
¿CÚAL ES SU SINTOMATOLOGÍA…CÓMO RECONOCER ESTE HONGO?
La monilia es fácil de identificar como decíamos al principio, porque invariablemente aparecen los siguientes síntomas:
1.- Las fructificaciones del hongo provocan la aparición en las frutas de manchas de color marrón sobre las que aparecen otras manchas de color blanco sucio.
2.- Los frutos comienzan a arrugarse para luego secarse y momificarse sin llegar a desprenderse del árbol (Momias).
3.- Aparecen chancros visibles.
4.- Si la infección se produce durante la floración, un síntoma previo a que se sequen es el ennegrecimiento de las flores.
¿CÓMO COMBATIR EL HONGO?
La forma más eficaz de combatir no solo la monilia, si no también otras enfermedades, es diseñar e implantar una estrategia que combine medidas preventivas y culturales con el tratamiento de fungicidas específicos.
Dentro de estas medidas culturales o de prevención, destacar:
1.- Extremar la precauciones cuando se dan condiciones que favorecen la infección y expansión del hongo (condiciones de humedad alta y temperaturas suaves).
2.- Evitar provocar heridas en nuestras plantaciones ya que son la vía de entrada al hongo, y si se dan por circunstancias meteorológicas como son los granizos, aplicar cicatrizantes en las 24-48 horas siguientes al pedrisco.
3.- Desinfección de herramientas (como por ejemplo, tijeras de poda) para evitar la propagación del hongo por parte de los operarios.
4.- En el invierno y durante la poda es conveniente eliminar las momias que se quedan en el árbol para reducir en gran medida el inóculo para la campaña siguiente.
5.- Controles visuales para que al menor síntoma, podamos intervenir.
En cuanto al control con químicos y siempre que se haya producido la infección, es recomendable el uso de fungicidas específicos (por supuesto, que estén registrados por el ministerio para el cultivo).
En resumen, mientras antes detectemos el problema podremos evitar que los daños sean cuantitativos y cualitativos con estas medidas, consiguiendo minimizar la propagación del hongo por la planta e incluso por la parcela o explotación.