Repilo del olivo (Cycloconium oleaginum)
El repilo del olivo (Fusicladium oleagineum) es probablemente la enfermedad más grave que afecta al olivar. Aunque existen tratamientos efectivos y algunas variedades de olivo disponen de cierta resistencia, su incidencia tiene una importante repercusión en la productividad del olivo.
En Italia la enfermedad es conocida como Occhio di Pavone, que puede traducirse como “ojo de pavo real”. Recibe este nombre por la comparación entre las manchas que el repilo produce sobre la hoja y la apariencia de las plumas del pavo real.
Existen dos hongos principales causantes del repilo del olivo, el más común (con nombre cientifico Fusicladium oleagineum, también es conocido por Spilocaega oleagina y Cycloconium oleaginum) y el plomizo (Pseudocercospora cladosporioides).
En esta publicación describiremos las características del repilo con presencia más habitual en el olivar español.
El Repilo, es una de las enfermedades o plagas más importantes del olivar junto con la mosca del olivo y el Prays. Los tratamientos ecológicos permiten un control efectivo del repilo del olivo.
¿Qué es el repilo del olivo? Descripción microscópica
El repilo es un hongo Hifomiceto que se multiplica mediante conidios (espora asexual e inmóvil) de forma piriforme (similar a la de una pera) y color castaño. La espora está formada a la madurez por dos células disimilares y unitabicadas (unidas entre sí a través de una capa “tabique”). Los conidios se forman de manera solitaria en conidióforos (estructura microscópica productora de esporas) globosos y con collaretes.
Síntomas de la presencia de Fusicladium oleagineum:
El hongo del repilo ataca principalmente a las hojas, aunque también puede encontrarse en el fruto y el pedúnculo.
Hoja: en la superficie o haz de la hoja aparecen manchas marrones de tamaño y cantidad variables. Las manchas se deben a las esporas del hongo y pueden tener forma de anillo o circulo completo.
Durante la primavera las manchas de las hojas suelen ir acompañadas de un halo amarillo, poco probable en otoño-invierno. Al envejecer las manchas cambian de color dando lugar a anillos verdes, marrones o amarillos, similares.
Cuando el calor de la primavera detiene el desarrollo del hongo, pueden aparecer manchas plateadas durante el verano. En cambio, con temperaturas suaves se producen manchas pequeñas e irregulares de color pardo con presencia reducida de esporas. Estas pequeñas manchas son similares a las que pueden observarse en variedades resistentes.
Fruto: es menos habitual la presencia de repilo directamente sobre la aceituna. En tal caso, podrían observarse pequeñas manchas de color pardo-negruzco de tamaño variable y forma circular-asimétrica. Durante la maduración, la zona infectada por el hongo permanece verde mientras el resto de la superficie de la aceituna cambia de color.
Pedúnculo: Cuando el pedúnculo se ve afectado las aceitunas se caen al suelo y la cosecha se ve especialmente reducida.
Detección de la infección por repilo:
Aunque la infección por repilo no muestre aparentemente síntomas en la hoja, es posible su detección gracias al método de la sosa. Las hojas del olivo son sumergidas en una disolución de hidróxido sódico al 5% durante 15-20 minutos. Tras este tiempo será posible detectar la presencia de manchas en las hojas afectadas por repilo latente o incubado.
Fases de desarrollo de la enfermedad:
El repilo se propaga por la presencia de hojas infectadas en el árbol, las hojas presentes en el suelo parecen no tener influencia.
Tras los periodos de lluvia y humedad elevada el hongo fructifica, formando esporas viables que pueden permanecer en los conidióforos durante meses. Una vez que las esporas son expulsadas de los conidióforos su capacidad germinativa dura menos de una semana.
Hay disponibilidad de esporas en los conidióforos durante todo el año, sin embargo, es en primavera y otoño cuando su presencia es máxima.
Las esporas del repilo se dispersan principalmente por la lluvia, debido a ello las partes bajas del árbol se ven más afectadas. Su capacidad de dispersión es baja, aunque algunos insectos pueden ayudar a su difusión (Ectopsocus briggsi).
Las esporas germinan cuando hay presencia de agua o la humedad es superior al 98%, la temperatura óptima son 15ºC aunque admiten un rango de entre 0 y 27ºC. Para que la infección sea efectiva las condiciones de humedad deben mantenerse al menos durante 1 o 2 días.
Tras la infección el hongo se alimenta y desarrolla bajo la protección de la capa subcuticular.
La incubación (periodo sin presencia de síntomas) dura de 4 a 15 semanas. Para detectar la infección durante este periodo, se aplicará el método de la sosa.
Daños producidos:
El hongo provoca daños de gran importancia, especialmente durante los años lluviosos. Afectando especialmente a olivares superintensivos (con marcos de plantación reducidos), mal ventilados (poda insuficiente) y que se encuentran ubicados en zonas húmedas (cercanas a ríos, arroyos, pantanos…).
Como otros hongos, el repilo prolifera mejor en las zonas de clima húmedo. Por ello, dentro del propio olivo, la incidencia es mayor en la zona norte y las ramas bajas del olivo. Además, el repilo parece afectar más a plantaciones con exceso de nitrógeno frente a otras con buena nutrición de potasio.
El resultado final de la infección del hongo es que se caen al suelo una cantidad importante de hojas del olivo. Habitualmente las hojas de los olivos se vuelven amarillas antes de caer.
Esta caída de hojas del olivo produce el debilitamiento del árbol, reduciéndose su capacidad productiva.
Técnicas de control y tratamientos frente al repilo del olivo:
Podemos reducir la incidencia del repilo, mediante el empleo de técnicas culturales y la aplicación de tratamientos con productos fitosanitarios.
Medidas culturales de control:
Facilitar la aireación de los árboles. Ello se mejora ampliando los marcos de plantación y realizando una poda adecuada.
Seleccionar ubicaciones favorables para las nuevas plantaciones de olivar. En caso de no ser posible, plantar variedades resistentes a la enfermedad.
Nutrición equilibrada: evitar los excesos de nitrógeno y asegurarse de que el olivo tiene potasio disponible.
Repilo del olivo tratamiento:
El repilo es una de las enfermedades del olivo más dañinas. Debido a ello los agricultores profesionales realizan tratamientos de control con diferentes productos fitosanitarios.
Por norma general se realizan dos tratamientos anuales contra el repilo. Durante estos tratamientos es aconsejable aprovechar para aplicar abonos foliares con los nutrientes más deficitarios.
¿Cuándo se trata el repilo del olivo?
Dependiendo de la época, cuando se trata el repilo del olivo, será mejor utilizar un fungicida u otro.
Primer tratamiento: se realiza al final del verano, si hay presencia de repilo visible o el incubado supera el 1%, este tratamiento debe hacerse antes de que llueva. En caso de escaso nivel de infección o variedades resistentes, puede esperarse a que llueva.
La ventaja de esperar a las lluvias es que la aplicación de abonado foliar al olivo es asimilada mejor. Obviamente esta ventaja se pierde si la infección por repilo no es controlada a tiempo.
Lo más habitual durante este tratamiento es la utilización de fungicidas cúpricos.
Segundo tratamiento: Se realiza en enero-febrero cuando las temperaturas aumentan y las condiciones son favorables para la proliferación del hongo. El uso de productos basados en cobre es el tratamiento más habitual.
Tercer tratamiento: cuando la primavera es lluviosa puede requerirse una tercera aplicación de productos para proteger al olivo del repilo. Este tratamiento resulta especialmente necesario en variedades de olivo sensibles a la enfermedad.
En algunas situaciones puede aplicarse el tercer tratamiento con productos curativos en sustitución del segundo tratamiento de carácter preventivo.
Productos para el tratamiento del repilo en olivo:
Si queremos evitar que se vuelvan amarillas las hojas de los olivos y muchas hojas se caigan al suelo, necesitamos aplicar tratamientos fungicidas. Así podemos combatir el hongo y hacer frente a la enfermedad causante de la caída de las hojas del olivo.
Dentro de la gama de productos existentes para la lucha contra el repilo del olivo, podemos distinguir entre tratamientos curativos y preventivos.
Los curativos pueden aplicarse con buenos resultados después de la infección del hongo (siempre que esta infección se encuentre en las primeras fases de incubación).
Los preventivos tienen que aplicarse antes de que el hongo infecte las hojas del olivo. Si su aplicación se realiza posteriormente a la infección provocaremos la caída de las hojas del olivo infectadas. Esta caída se produce debido a la fitotoxicidad que induce el hongo en la hoja y también debilita al olivo.
Dentro de los productos preventivos suelen aplicarse: Sulfato de cobre, Oxicloruro de cobre, Hidróxido de cobre, Captam, Oxido cuproso.
Varios tratamientos con sales de cobre están autorizados para ser utilizados en agricultura ecológica.
Como productos curativos tenemos el Tebuconazol.
El mejor fungicida contra el repilo dependerá de la época de aplicación, siendo habitual aplicar tratamientos preventivos al final del verano y curativos durante la primavera.
Antes de realizar el tratamiento, debemos asegurarnos de que el producto utilizado se encuentra autorizado por el ministerio para ese fin.
Nivel de resistencia al repilo de las variedades de olivo:
Podemos escalar la resistencia al repilo de forma simplificada en tres niveles: resistente, moderadamente resistente y sensible.
Olivos resistentes al repilo:
Consideramos resistentes a aquellas variedades de olivo que apenas presentan síntomas de la enfermedad.
Picual, Arróniz, Koroneiki, Arbosana, Frantoio, Piricuddara, Fraga, Dolce Agogia, Cellina di Nardo, Maurino, Frangivento, Ascolana Tenera, Leccino.
Variedades de olivo moderadamente resistentes:
Entran en esta clasificación aquellas variedades que aun viéndose afectadas por el repilo no lo hacen virulentamente.
Arbequina, Picudo, Pico Limón, Alfafara, Manzanilla Cacereña, Castellana, Negral de Sabiñan, Picholine du Languedoc, Cobrançosa, Nocellara Messinese, Tonda Iblea, Peranzana, Itrana, Shikitita.
Plantas de olivo sensibles:
En estas variedades, el olivo apenas presenta resistencia a la infección del hongo. Por ello, deben aplicarse los tratamientos de control de forma precisa para mantener los olivos saludables.
Cornicabra, Blanqueta, Verdial de Badajoz, Gordal Sevillana, Lechín de Granada, Empeltre, Hojiblanca, Morisca, Villalonga, Nocellera del Belice, Rosciola, Manzanilla Sevillana, Giarraffa, Carolea, Changlot Real, Coratina, Santa Caterina, Casaliva, Moraiolo, Royal de Calatayud, Pendolino, Oliva di Cerignola, Callosina, Ocal, Cornezuelo de Monterrubio, Picholine Marocaine.